vicente ferrer
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Zarandona, uno de los pilares del último gran Betis

El fútbol es un recorrido de deporte y de vida que marca los pasos de todos los que están o estuvieron envueltos en su mundo. Benjamín Zarandona es uno de estos futbolistas que, una vez dejado de jugar, han seguido enganchados al ámbito de la pelota en varias facetas.

20 marzo 2017

El que fue jugador de Valladolid y Betis, entre otros, es ahora colaborador de varios proyectos periodísticos pero sobre todo destaca por su actividad benéfica que ejerce a través de un intenso trabajo con los niños de un orfanato en Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial, el país de origen de su madre. El que fue jugador de la sub21 española a mediados de los ‘90 es hoy en día un fiel activista para la educación de los niños a través del fútbol, que para él es un importante vehículo de integración y de aprendizaje de valores deportivos pero sobre todo humanos.

Zarandona, que va y viene de Guinea, donde acaba de construir un campo de fútbol en un orfanato para 130 niños, es uno de los componentes de aquel Betis increíble que entre el 1998 y el 2006 consiguió una serie de hazañas como la victoria en la Copa del Rey y la clasificación a la Champions League.

Pese a vivir en Valladolid, su vínculo con Sevilla es muy fuerte, ya que es un lugar en el que admite haberse siempre sentido en casa. “La afición del Betis es la más caliente que he conocido, te alienta durante todo el partido y siempre te respetaafirma en una reciente entrevista el ex centrocampista, que admite que su mayor satisfacción futbolística ha sido la victoria de la Copa del Rey en 2005, cuando el conjunto sevillano derrotó en la final a Osasuna por 2 a 1. Uno de los marcadores de este partido fue Ricardo Olivera, que según Zarandona es “uno de los mejores delanteros que he visto, con talento y gol”.

Sin embargo, en aquel Betis había otro brasileño que asombraba por su juego y, sobre todo, por su manera de lanzar las faltas. Se trata de Marcos Assunçao, que para Zarandona “metía 7 u 8 faltas sobre 10 que lanzaba y en los entrenamientos era una gozada. Recuerdo aún que para entrenarse ponía un peto descolgado en el larguero y le daba con el balón para que se cayera, y casi siempre lo conseguía”.

Aunque no fue titular en las últimas campañas de militancia en el Betis, Zarandona fue clave en el vestuario del equipo que en la temporada 2005-06 lograría el pase a la Champions League. Para él fue “otra gran emoción, para dedicar a la afición” que sería una satisfacción más, como la guinda del pastel de ocho intensos años vistiendo de verdiblanco.